jueves, 6 de mayo de 2010

Los secretos de las 50 cuotas sin interés

La fiebre mundialista y la alta inflación se combinaron para desatar una ola de ventas de televisores LCD; ventajas y desventajas de esta modalidad de compra a largo plazo.

Como un intento de canalizar la fiebre mundialista, las cadenas de electrodomésticos y los líderes del retail aprovecharon la liquidez de los bancos para generar un negocio en torno de los televisores de LCD, a través de una financiación de largo plazo y sin intereses. La posibilidad de pagar uno de estos dispositivos en 50 cuotas sin recargo encierra algunos detalles a tener en cuenta por aquellos que estén dispuestos a volcar su excedente al consumo.

El negocio tiene varias aristas. Los consumidores pagan con tarjeta de crédito, medio por el cual acceden al plan de cuotas cuyo costo respalda el banco emisor. Las entidades pagan a las cadenas el total de la venta en unos pocos días. Y eso le es compensado por un descuento de entre 10 y 15% que los vendedores aplican sobre el producto. Lo que estos últimos sacrifican en la rebaja del precio, se regenera en un mayor volumen de ventas.

Participación: ¿Comprarías en 50 cuotas? Compartí con los lectores cuáles son las ventajas y las contras de la financiación a largo plazo en electrodomésticos

"Para los canales, el mejor negocio financiero es la rotación de mercadería a velocidad, comprar y vender rápido. Además, están obteniendo buenos precios por altos volúmenes, en parte porque hay una industria en Tierra del Fuego que tiene que cumplir promesas", explicó Alejandro Prince, de la consultora Prince & Cooke.

Si la mercadería viene de afuera, los importadores cuentan con una ventaja: "El dólar avanza menos que la inflación, y permite que no se pierda valor proporcionalmente para los que compran las tecnologías en esa moneda", dijo Enrique Carrier, especialista en nuevas tecnologías.

En el plano de los consumidores, se ha vuelto una tentación reemplazar al televisor de tubos de rayos catódicos ante la posibilidad de acceder a uno de cristal líquido por un poco más de 75 pesos por mes. Sobre todo, en un momento en el que muchos buscan licuar el gasto con la inflación que avanza a ritmo acelerado. Eso no habla, sin embargo, de precios bajos.

¿A quiénes les conviene embarcarse en este plan?

Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres y Asociados, señaló que para los clientes de los bancos es un buen negocio desde el punto de vista financiero, teniendo en cuenta que se va pagando la amortización del televisor a medida que se lo usa y mientras la inflación avanza.

"En cuanto al interés, hay que tener en cuenta que hay una parte implícita en la operación que se desconoce. Lo que se ve es el costo financiero total, por fuera de la tasa, pero no lo que tal vez se incluye en el precio de venta de los productos", amplió el economista.

En el mismo sentido, Carrier afirmó: "Las cuotas sin interés no existen en una economía inflacionaria como esta. Cuando los aumentos son bajos, es imperceptible, pero cuando la inflación es alta, el sobreprecio evidentemente tiene que ser importante también".

Según Carrier, los precios de las pantallas en cuestión se incrementaron en el país de forma "ilógica". "El año pasado a esta altura, costaban lo mismo en pesos. Después, cuando empezó a estar vigente el impuesto tecnológico y las restricciones pararancelarias hubo subas. Esto va en contra de lo que sucede con las tecnologías, donde la los precios tienden a bajar". El especialista indicó que en la Argentina los televisores se pagan "más del doble que en otros mercados desarrollados".

Prince dijo a lanacion.com que los precios de los LCDs "están inflados", ya que "la industria nacional acompaña los precios que fija el mercado internacional subiendo el techo. Eso responde al modelo económico de alentar el consumo". En ese escenario, graficó, "bailan los actores".

Con una combinación de factores que resultó la fórmula del éxito, el "baile" elevó las expectativas del sector, que espera vender unos 2,5 millones de televisores el presente año, según Prince, y superar, por primera vez, la venta de las unidades de vidrio en el país.

Sin embargo, el consultor consideró que las promociones son una posibilidad para actualizar el equipamiento, en un momento en que hay adelantos de consumo por defensa contra la inflación. "Eso contrasta con lo que sucedió el año pasado, cuando la crisis generó una postergación en el consumo", detalló.

Marcelo Zárate, CEO de Zonabancos.com, también dividió el panorama para los que ya son clientes de un banco y los que aún no lo son, teniendo en cuenta las condiciones que implica acceder a la promocionada financiación.

El sitio especializado calculó el costo financiero total (CFT) que tendría que afrontar quien decida hacerse cliente de un banco para acceder al beneficio. "Si alguien saca una tarjeta para comprar un televisor, el CFT no es de entre el 3 y el 5% que se promociona, sino que puede llegar hasta el 50% anual", señaló Zárate.

¿Cuál es la razón? La raíz del apalancamiento del consumo por parte de los bancos tiene relación con que "el sistema financiero tenía un exceso de liquidez que hizo que aumentara la cantidad de préstamos de este tipo", dijo Spotorno.

Con esa posibilidad, pusieron como objetivo mantener y ampliar su cartera. "La entidad financiera hace su negocio a través de la fidelización y atracción de nuevos clientes, a quienes capta por ese medio por unos 4 o 5 años. Seducidos por lo que en principio no tiene un costo financiero, terminan pagando las comisiones que envuelven al producto", explicó Zárate.

Esa conclusión surge de la suma de los gastos que tiene que afrontar aquel que obtenga una nueva tarjeta de crédito. "Al gasto de emisión del resumen se añade el de renovación, que sólo está bonificado si el cliente supera una suma de 10.000 o 20.000 pesos. O bien, se bonifica y luego se cobra a partir del segundo año. Además, puede existir como condición la apertura de una caja de ahorro, que suma un costo de mantenimiento mensual".

El ejemplo de Zonabancos.com lo grafica: se decide adquirir un LCD de 32 pulgadas a $ 3799, pagado en 50 cuotas, con un costo de emisión de resumen de alrededor de 14,5 pesos, más $ 25 por el mantenimiento de la caja de ahorro (ambos cargos mensuales), con un costo de renovación de $ 500 por año. Sobre esta cuenta se estima un alza anual del 25% en cada uno de los costos, en cada uno de los 4 años. El precio final, ponderando todos los cargos de la financiación acaba siendo de $ 9564. Es decir, un 152% más del precio al que se cree adquirir el bien al comienzo de la operación.

Además, como suele ocurrir con los avances tecnológicos, para cuando se termine de pagar el televisor de pantalla LCD, los de tecnología LED - hoy, escasos y caros en el país- serán las estrellas del mercado.
Los precios en el mundo*

* Argentina: Por citar un ejemplo, en una cadena de supermercados, un LCD de marca nacional, de 32 pulgadas, se ofrece a 3799 pesos. En dólares, con un cambio a 3,91 (el cierre de ayer), el precio es de US$ 971,61.

* España: Una oferta de una cadena internacional de supermercados ofrece un LCD de 42 pulgadas por 550 euros. Con un euro más, los clientes pueden llevarse un LED 19 pulgadas. Con el cambio a 5,02 pesos, la equivalencia da un precio en la moneda argentina a 2761. Un LCD de 20 pulgadas, LG, puede conseguirse a 199 euros ($ 998,98).

* Estados Unidos: Un LCD de primera marca 32 pulgadas cuesta de 400 a 500 dólares, según sus características, en una tienda de ventas líder en tecnología. Con el cambio a 3,91, el precio en pesos de la unidad del extremo inferior costaría unos $ 1564.

* Brasil: Un televisor LCD también 32 pulgadas de una marca líder, cuesta unos 1599 reales en una cadena líder de retail. Financiación 12 cuotas sin interés, o 18 con l tarjeta de crédito de la cadena. La equivalencia en pesos es, a un cambio de 2,19 pesos por real, $ 3501,81.

*En las comparaciones y equivalencias de moneda no se toman en cuenta los cargos adicionales que se aplicarían a las tecnologías en la importación.

1 comentario:

chubal dijo...

Estoy practicamente de acuerdo en todo, excepto que la amortización de los gastos de la tarjeta de credito (emisión de resumen, renovación anual, etc.) hay que efectuarlo teniendo en cuenta el total de las compras realizadas.-