sábado, 31 de marzo de 2018

Después de 130 años, Coca Cola lanzará su primera bebida con alcohol

James Quincey, presidente de Coca Cola, y encargado de las innovaciones de la marca en toda el mundo

Coca Cola lanzará este año el primer producto con alcohol de la empresa después de 130 años de existencia. Será en Japón , con un producto que pertenece a la categoría conocida como Chu-Hi, que se elabora con una bebida destilada llamada shochu y agua con gas, además de algunos aromatizantes. El shochu tiene una graduación alcohólica cercana al 25%.

Jorge Garduño, presidente de la unidad comercial en el país asiático y hasta hace un año director general de Coca-Cola Iberia, aseguró que esta bebida con alcohol será "única" en la historia de la compañía, ya que la empresa siempre se centró en bebidas no alcohólicas.
A pesar de ello, lo califica como un "experimento modesto para una porción específica" del mercado de la compañía. "La categoría Chu-Hi se encuentra casi exclusivamente en Japón. No creo que en el resto del mundo se espere ver este tipo de productos de Coca-Cola", explicó el ejecutivo, según consigna el diario El País.

Garduño, al frente del negocio japonés desde julio del año pasado, incluyó la bebida con alcohol dentro del catálogo de nuevos productos, que saldrán al mercado en breve. "No hemos experimentado anteriormente en la categoría de bajo contenido de alcohol. Es un ejemplo de cómo seguimos explorando oportunidades fuera de nuestras áreas centrales", aseguró el directivo mexicano.
Durante décadas, la comercialización de Coca-Cola en Japón se destacó como un mercado casi único por su extenso portfolio de bebidas. Solo en 2016, la compañía lanzó 100 nuevos productos, algunos con marcas nuevas y otros como variaciones de las más populares.

En Japón, Coca-Cola suele incorporar nuevos sabores, como el de la marca de té Ayataka. También tienen una variante de bebidas llamada Foshu, que significa alimentos específicos para usos de salud, y que cuentan con certificado del Gobierno. Entre ellas, está, por ejemplo, la Coca-Cola con fibra, comercializada como Coca-Cola Plus; un Aquarius con 1000 mg de vitamina C; o Galcau sleepwater, una bebida con L-teanina, un aminoácido al que se atribuyen propiedades para reducir la ansiedad e inducir al sueño.

Fuente: www.lanacion.com

miércoles, 28 de marzo de 2018

Generación X vs. Millennials: qué piensan los que fueron adolescentes en los 90

Nostalgia por el espíritu melancólico que pasó e intolerancia por la seguridad de la generación que está en boca de todos

De un lado del ring la generación X con Kurt Cobain resucitado y con Wynona Ryder también renacida como el ave Netflix ; del otro, los millennials con una multitud de jóvenes de menores de treinta encabezados por Rihanna, Jennifer Lawrence y la premio Nobel de la Paz de veinte años, Malala Yousafzai, entre otros famosos. Una enemistad que pareciera no tener solución a la vista debido a que no sólo se trata de generaciones con modos de ser muy diferentes, sino que también implica un resentimiento atragantado de los X hacia los Y. ¿Por qué?

Porque es como si la generación del desencanto hubiera pasado de largo de su momento de esplendor, eclipsada, para convertirse en un fantasma detrás de los millennials, esos chicos y chicas creativos, independientes, egocéntricos, con alta estima de sí mismos y, vamos a decirlo, un poco prepotentes y creídos. Tanto es así que, en numerosas ocasiones, los puestos de poder -sobre todo en empresas e instituciones educativas- son ocupados o por los baby boommers (que nacieron después de la segunda guerra mundial hasta alrededor de los años sesenta) o por los representantes de la generación Y. Sino
mírenlo a nuestro querido Mark Zuckerberg. Pero entonces, ¿dónde quedaron los X? ¿Se trata realmente de una generación perdida?

"Los X odiamos y envidiamos a los Y. La realidad es que hay pica o resentimiento ya que la Generación X quedó en el medio de dos grandes generaciones: los Baby Boomers que no se mueren más y los Y que empujan por tener más poder en las empresas. Los X, en muchos casos, entonces, en lo laboral, se ven amenazados", asegura Andrés Hatum, PhD en Management & Organization, Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella.

Ya lo dijo Douglas Coupland en uno de los libros ícono de los 90, Generación X, fuimos jóvenes apáticos, cínicos y antisistema. Adolescentes más interesados en las industrias creativas que en hacer la plata de los yuppies de Wall Street de los ochenta. La generación pos Muro de Berlín, la del desencanto de la alegría vacía de los años anteriores, la de la pérdida de su ídolo mayor: Kurt Cobain. La de la película Reality Bites, de Ben Stiller, con la edición fragmentada sin sentido de MTV. Quizás haya sido ese contexto el que marcó el destino de los que hoy tenemos alrededor de cuarenta años y deliramos por las vidrieras nuevas 2018 que parecen reproducciones de aquellas que vimos en nuestros años supuestamente felices, aunque el marketing todavía no hubiera avanzado sobre el mercado adolescente obligándonos a combinar prendas de grandes con algunas de niños, como disfraces customizados. Sin planchita ni keratina. Atravesados por la muerte de Freddy Mercury y la epidemia del SIDA con sus decenas de campañas de prevención e información: Cuidarte es quererte.
¿Nos vemos en la esquina?

El resentimiento puede suceder en la vida privada de cada uno, pero en particular surge en determinados espacios donde las diferencias son importantes como el trabajo y la educación. No es que vamos a ir en tribu a ponerle las manos al asunto. "Existen algunos valores diferentes entre la generación Y y la X en distintos ámbitos. Por ejemplo, en lo laboral los millennials buscan un mayor balance con su vida personal, quieren trabajar menos horas, tener más vacaciones y no tienen problema en ir cambiando de trabajo con cierta frecuencia. Buscan combinar las condiciones formales de contratación con esquemas de flexibilidad, independencia y autonomía. El estudio millennials del INTAL y Voices 2017 muestra que para el 83% de los jóvenes es muy importante un buen balance entre trabajo y vida personal, para el 71% la flexibilidad horaria y para el 79% la libertad para tomar decisiones en su trabajo. Además de que los millennials utilizan la tecnología con mayor facilidad que la generación X", señala Marita Carballo, licenciada en sociología y docente de la UCA.

De acuerdo con Esteban Maioli, doctor en Ciencias Sociales y docente de grado y posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA, el conflicto no llega a ser una beligerancia aunque sí implica ciertos niveles de oposición que son consecuencia directa de los contextos en los que cada generación creció. "Los X entraron al mercado de trabajo en un momento de crisis económica, de recesión, de disminución de oportunidades con el agravante de que ellos manejaban el modelo de trabajo como dador de sentido, como la fuente de la identidad personal que, debido a la ausencia de oportunidades, tuvo un impacto fuerte en la subjetividad. En cambio, los millennials se incorporaron al trabajo en un contexto diferente, de mayor expansión económica, con más oportunidades y más capitalismo. Es en este sentido que puede
haber una consideración de los X respecto de los Y como sujetos no adaptados a ciertas condiciones de regulación y de organización de las estructuras tradicionales del empleo. Los X dicen que los Y no reconocen estructuras de autoridad y que tampoco son buenos para trabajar en equipo. Mientras que los Y suelen decir que los X son lentos para tomar decisiones", asegura Maioli.
El terreno preparado
Sin embargo, no todo es tan blanco y negro. Porque si los millennials tienen la capacidad hoy de reclamar sus derechos sintiéndose el centro del universo es porque hubo una generación anterior que preparó el camino para que esto sucediera. Y no sólo eso, la generación X es el puente que une a las últimas tecnologías analógicas con las digitales y eso, aunque pocos lo vean, es un tema clave debido a las múltiples virtudes que han adquirido aquellos que fuimos jóvenes en los noventas.

"Los millennials se caracterizan por darle una gran importancia a la autoimagen y a la centralidad del yo que se manifiesta en las redes sociales y que muestra el revés de la necesidad de entablar vínculos mediatizados que vienen a resignificar las relaciones cara a cara", indica Maioli. En la época pre-digital de los X, en cambio, realmente había que estar en el lugar para vincularse o en el teléfono fijo. Son los X los que pueden moverse en simultáneo entre los terrenos analógicos y digitales.