miércoles, 17 de abril de 2019

La empresa japonesa que surgió de las ruinas de la II Guerra y ahora calza a Djokovic

Un breve repaso por la página de Wikipedia correspondiente al año 1949 basta para saber que hace 70 años el mundo era otro. Los Estados Unidos eran gobernados por un demócrata (Harry Truman), la Argentina tenía como presidente a Juan Domingo Perón y los países tomaban posición entre un modelo capitalista y un modelo comunista. Ya finalizada la segunda Gran Guerra, el enfrentamiento entre ambos mundos se materializaba en una carrera tecnológica, política, científica, militar e informativa: la Guerra Fría. Mientras cada país buscaba la mejor manera de posicionarse -o reconstruirse- un ex militar japonés estaba convencido de que el deporte era una buena manera de reactivar un país y de levantar la autoestima de los jóvenes.
Kihachiro Onitsuka tenía 32 años y necesitaba trabajar. Vivir en el Japón de 1949 -esto es, después de que una bomba atómica arrasara con Hiroshima y Nagasaki y de que Japón dejara (por la fuerza) de ser un imperio para empezar a practicar la democracia- no parecía ser el escenario ideal para ser un emprendedor. Aún así, varias de las grandes firmas japonesas fueron fundadas en tiempos de la guerra y la posguerra: Canon en 1937, Toshiba en 1939, Sony y Casio en 1946. Y mientras que la categoría de las zapatillas tenía dos grandes jugadores europeos -Puma y Adidas, ambas recientemente fundadas- y algunos otros en los Estados Unidos -PF Flyers, Converse, Keds- nadie lo había hecho en Oriente. En un mundo más grande y menos conectado que el actual, una marca local era casi una obligación. Y el señor Kohachiro fundó Onitsuka Tiger.
La empresa se instaló en Kobe, una ciudad ubicada a 500 kilómetros de Tokio. La popularidad del básquet -incluido como deporte olímpico en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936- impulsaron a que la marca empezara a fabricar calzado de básquet para después incursionar en otras especialidades. Como era de suponerse, tuvieron una marca mucho antes de poder llevar a la realidad su primer calzado. La OK Shoe -así se llamó- salió al mercado en 1952. Era una zapatilla casi genérica, pero que tenía un diferencial: inspirados en los tentáculos de los pulpos, diseñaron una suela que intentaba asemejarse a esa forma y que cumpliera la misma función de tener agarre.



En 1953 Onitsuka ensayó su primera maniobra de marketing con Toru Terasawa, un maratonista nipón que en 1963 marcaría el récord mundial de esa disciplina. En 1957 Onitsuka intentó calzar al maratonista etíope Abede Bikila, que hasta ese momento corría descalzo; pero Puma le ganó de mano. Los años corrieron y los modelos se sucedieron: Tabi, Marup (la primera en tener una goma como amortiguación), Magic Runner, Nippon 60 y Spring Up. Cada uno introdujo un nuevo avance y algo de innovación en el diseño. Pero la marca definitiva de Onitsuka llegaría en 1966, cuando introdujo sus ya clásicas líneas, el logo que distingue a la marca hasta hoy.
Entre 1967 y 1968 se produjo el despegue definitivo de la marca. Primero por la introducción del nylon en sus modelos de running, un material descubierto y patentado en la década del '30, propiedad de DuPont, que hasta ese momento sólo había sido usado (a nivel comercial) para hacer cepillos de dientes y medias. Además, casi en paralelo, se produjo una pequeña revolución en el diseño del calzado, de la mano de Bill Bowerman, uno de los fundadores de Nike. ¿Nike y Onitsuka? Sí.
Phil Knight, un joven recién recibido en la Universidad de Stanford, había viajado a Japón en 1962. Como corredor, uno de sus objetivos era conseguir buenas zapatillas de atletismo, pero también empezar un negocio redituable. En Kobe se reunió con el señor Onitsuka y ambos acordaron que Blue Ribbon Sports -el nombre de la empresa de Knight- sea el representante exclusivo de las zapatillas Tiger en toda la costa oeste de los Estados Unidos. Y así fue por años, hasta que por algunos desacuerdos comerciales los socios Knight y Bowerman deciden empezar su propia empresa: Nike.



Nike y Onitsuka, una historia (y un diseño) en común
Bowerman era un verdadero científico del calzado. Armaba y desarmaba y cosía y descosía las zapatillas, para después probarlas en los pies de los atletas que entrenaba en la Universidad de Oregon. Como integrante de la empresa comercializadora de Onitsuka, le había enviado algunas sugerencias a los nipones para mejorar sus diseños; pero entre idas y vueltas todo tardaba mucho en materializarse. Cuando se rompió la relación entre Blue Ribbon y Onitsuka, ambos tuvieron en sus manos los mismos diseños para fabricar la misma zapatilla. Nike -que en ese momento utilizaba los servicios de una planta de confección en México- la llamaría Cortez en honor al conquistador de México; Onitsuka -con el corazón roto por lo que consideraban un robo del diseño y una falta de ética en los negocios- la llamaría Corsair. Pirata, en inglés.



La marca japonesa continuó por su lado, y durante la década del '70 aprovechó para forjarse una buena reputación. No eran ni Adidas, ni Puma, ni Reebok, ni New Balance, y mucho menos como la nuevísima Nike. Onitsuka se plantaba como una opción de calidad para un mercado cada vez más exigente. La década del running los acompañó con innovaciones y un cambio en el negocio. En 1977 se produce la fusión entre las marcas Onitsuka, GTO y Jelenk, y conforman ASICS, un acrónimo para "anima sana in corpore sano".
Durante los '80 ASICS fue sinónimo de innovación en la época en la que las marcas comenzaban a ser globales. Los materiales y los diseños de los productos resultaban cada vez más importantes. La tecnología ya no tenía que ver sólo con computadoras y viajes espaciales, sino que podía ser aplicada en la vida cotidiana. Y mientras algunas marcas aplicaron aire, EVA, velcro y materiales reflectantes, ASICS experimentó con algo que llamó GEL y que todavía sigue vigente. La marca marcó su camino con productos de calidad y un nicho de consumidores asegurado, pero no fue verdaderamente popular y global hasta 2003, cuando el cine las adoptó como propias.



Quentin Tarantino, un reconocido fan del cine de kung-fu y de Bruce Lee en particular, quiso homenajear al astro de las artes marciales en Kill Bill, su nueva película. En ella La Novia (Uma Thurman) -vestida íntegramente como Lee en Game of Death, su última película- se encarga de liquidar a los Crazy 88 con un atuendo amarillo y negro rematado por unas zapatillas Asics Tiger con la inscripción FUCK YOU en las suelas. El éxito de la película le dio a la marca un nivel de exposición global como nunca había tenido, tanto en moda como en performance deportiva, algo materializado también con el sponsoreo de Novak Djokovic, el actual número uno en el ranking ATP. Alguien que -sin dudas y como el señor Onitsuka quería- es deportista y tiene la moral bien alta.
Fuente: www.lanacion.com


La nueva belleza que busca derribar prejuicios

El Profesor Ricardo Fregenal nos acerca la siguiente nota:

8 de cada 10 argentinas dicen que no se sienten representadas por el prototipo femenino que aparece en los medios y para nosotras es todo un desafío. Desde hace un tiempo venimos trabajando para que las mujeres que aparecen en nuestras páginas recorran distintos tipos de bellezas. En el último año llevamos a tapa a lectoras de la revista, a deportistas, humoristas, locutoras radiales y, sin ir más lejos, en esta edición a Berni Siutti, influencer y creadora de Mami Albañil, una mujer empática y súper accesible.
Por suerte, hay un clima nuevo para las mujeres estos días. Y mientras se va asentando el polvo y empieza a quedar a la vista lo que es de verdad importante, se hace evidente que algunos modelos son excluyentes, no inclusivos. Y también toca rebelarse contra eso. Pero esta revolución tiene que ser transversal y masiva, desde la industria de la moda hasta las marcas femeninas. Entonces, ¿cómo estamos?

Sin retoque

Una de las fotos de Dove Getty.
Una de las fotos de Dove Getty. Crédito: Gentileza
Todas sabemos que la mayoría de las fotos de las campañas publicitarias, incluso de las revistas, están retocadas, salvo que se indique lo contrario. Y todas consumimos esa fantasía a conciencia. Pero a veces se nos pasa por alto que la mayoría de los 80 millones de fotos que se suben por día a Instagram, por ejemplo, fue sometida a filtros de la aplicación e incluso muchas veces al Photoshop, y sin embargo nosotras las seguimos mirando como reales. Y así entramos otra vez en la ilusión de la perfección.
Este estereotipo de belleza aceptado pero irreal tiene un efecto corrosivo en el tiempo, genera ansiedad, mina la confianza en una misma y, de una manera imperceptible pero tenaz, interfiere en la capacidad que tiene cualquier mujer de ver su potencial. Sentimos siempre que algo nos falta, que podría ser mejor. Dejamos de ver nuestro potencial, para compararnos con un modelo de belleza exigido e irreal, que nos hace sentir que no somos suficiente.

Modelos de mujeres

L campaña "body policing prohibited" de chromat.
L campaña "body policing prohibited" de chromat. Crédito: Gentileza
Desde el interior de una revista femenina, podemos dar fe de que es muy difícil encontrar modelos que nos representen para ilustrar las distintas notas. ¿Por qué? Porque el sistema completo no está bien. Las modelos son hiperflacas y las agencias, en general, no te dan alternativas. Por otro lado, la ley de talles no se aplica y las fotos de banco de imágenes tienen rubias esbeltas que parecen todas nórdicas de pieles perfectas.
Por eso, al enterarnos del nuevo proyecto #Mostremos, festejamos que la diversidad sea cada vez más posible. Dove se unió con Getty Images y Girlgaze para lanzar el primer banco de fotos de acceso público que va a sacudir las bases del estereotipo mundial de la belleza (si es que todavía quedaba uno en pie).
Una de las fotos de Dove Getty
Una de las fotos de Dove Getty Crédito: Gentileza
El banco contiene más de 5000 fotos de mujeres de 39 países diferentes y ninguna de ellas tiene tratamiento digital. Más que una campaña, la idea es presentar una herramienta para que los agentes de medios y publicidad se involucren en una idea de belleza inclusiva que tenga sus efectos en la autoestima femenina de hoy, mañana y todos los días.
Como el cambio tiene que darse en todos los niveles, Dove decidió ir a la fuente, de donde se nutren de imágenes la mayoría de los medios de comunicación, esos que manejan los estándares de casi todo.
El otro socio es Girlgaze, una compañía digital fundada por la inglesa Amanda de Cadenet que promociona el trabajo de fotógrafas y directoras mujeres. Para este proyecto, son las mismas mujeres que aparecen retratadas las que definen los tags de sus imágenes. Son ellas mismas las que dicen cómo quieren ser vistas, porque la "belleza natural" no se define de igual manera en China que en Guatemala, por ejemplo. Mientras que las francesas prefieren el "au naturel", las coreanas se pondrán todo lo que tengan a mano para lograr una piel de porcelana. Mientras que las mujeres indias sienten orgullo del brillo de su pelo azabache, las brasileñas pavonean sus colas quebrando sus cinturas.

La revolución se está dando

Crédito: Gentileza
Sin darnos cuenta, caímos de nuevo en la trampa de ver la belleza como un atributo externo. Por eso, lo original del proyecto #Mostremos es que busca fotografiar mujeres que no se ajustan al modelo de belleza física de su país. Para hacerlo, desglosa el monoblock de lo evidente en varios atributos (edad, femineidad, color, discapacidad, identidad sexual, etc.) y propone retratos que captan a las mujeres en distintas situaciones, viviendo diferentes emociones, en distintos momentos de su vida: mirando a cámara, mostrando qué las hace únicas o actuando en vez de posando.
En este banco de imágenes, cada foto lleva el nombre de la protagonista y la presentación que ella misma escribió: "Leticia, amante de la vida, México". "Parissah, investigadora e hija de inmigrantes, Estados Unidos". "Kimi, 40 y esperando un hijo, Australia". Cada foto tiene un marco blanco como de polaroid que no la contiene del todo, como para representar la idea de que ninguna mujer cabe en una imagen solamente. Además todas llevan el compromiso de no tener ninguna distorsión digital y cuentan con el sello característico.
Más allá de Dove, que siempre fue pionera en mostrar una belleza más real, cada vez hay más marcas y campañas a nivel global comprometidas con la democratización estética. Si estás con el celu a mano, chusmeá en IG las cuentas de Neon Moon (ropa interior), Billie (afeitadoras femeninas), Missguided (moda) y hasta la de H&M. Cada vez son más los que se suman a la movida de mostrarnos tal cual somos.

Representantes argentinas

Una de las fotos de Dove Getty
Una de las fotos de Dove Getty Crédito: Gentileza
El país forma parte de este banco de imágenes con seis mujeres: Cinthia, escritora, feminista y activista de "body positive"; Leandra, artista trans; Nair, artista y fanática de la naturaleza; María Esther, tejedora indígena; Cristina, artista; y Macarena, veterinaria y embarazada. Todas, propuestas por las fotógrafas argentinas elegidas para el proyecto: Agostina Valle, Luján Agusti y Jessica Pons.

En números

Una de las fotos de Dove Getty
Una de las fotos de Dove Getty Crédito: Gentileza
Una encuesta realizada por Edelman Intelligence sobre un muestreo de más de 250 mujeres de entre 18 y 64 años arrojó los siguientes resultados:
8 de cada 10 argentinas sienten que las imágenes de mujeres que aparecen en los medios y en la publicidad no muestran diversidad en formas de cuerpos o talles.
7 de cada 10 creen que el prototipo dominante no refleja diversidad de razas o de orientación sexual.
6 de cada 10 confiesan que la representación del rol de la mujer es limitante: en general, las mujeres se muestran como madres o cuidadoras.
Fuente: www.lanacion.com

martes, 16 de abril de 2019

Xiaomi: cómo el "ave fénix chino" creció hasta competir con Samsung, Apple y Huawei

El Profesor Ricardo Fregenal nos recomienda la siguiente nota:

Entrar el el top cinco de los reyes de la telefonía móvil en 4 años es difícil. Subir un puesto en apenas 12 meses es todavía más complicado. Pero lograr todo eso tras haber caído en picado es un hito propio de un "ave fénix".
Ese es precisamente el apodo que le dieron varios medios internacionales al gigante chino Xiaomi , que celebra este mes de abril su noveno cumpleaños. Y tiene motivos para festejar.
Hoy es el cuarto fabricante mundial de celulares con un 8,7% del mercado (sus envíos crecieron un 32,2%), por detrás de Samsung (20,8%), Apple (14,9%) y Huawei (14,7%), según datos de enero de 2019 la firma de investigación IDC.
Su fundador, el multimillonario chino Lei Jun, acaba de recibir un "premio" valorado en cerca de US$.1000 millones -que prometió donar a "fines benéficos"- en reconocimiento a sus años de "devoción" a la compañía, desde que la creó en 2010 junto a siete socios más. La empresa empezó con solo 14 empleados. Ahora tiene más de 18.000.
Pero durante todos esos años hubo muchos altibajos.
Conquistando el mercado
La ralentización del mercado de los celulares le afectó. Y si Xiaomi se mantuvo a flote fue gracias a los ingresos que obtuvo en India y Europa, en donde fue la primera y la cuarta marca más vendida, respectivamente, durante 2018.
"India e Indonesia siguen siendo sus principales mercados fuera de China", se lee en un informe de IDC. "No obstante, lo hizo excepcionalmente bien en Europa Occidental, sobre todo en España".


La compañía, con base en China, vende todo tipo de productos electrónicos, como aspiradoras inalámbricas, robots domésticos y zapatillas con cordones inteligentes, y pronto fabricará sus propios procesadores. Pero es principalmente conocida por sus celulares inteligentes de bajo costo, que a menudo imitan el diseño de sus competidores.
En 2014, las cosas le iban bien. El fabricante chino de celulares acababa de convertirse en la empresa emergente más valorada del mundo, apenas cuatro años después de su fundación. Consiguió un crecimiento exponencial, año tras año.

Así es el prototipo de celular con pantalla plegable de Xiaomi

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Había logrado US$1100 millones en su más reciente ronda de financiación, alcanzando una valoración total de US$45.000 millones, superior a los US$40.000 que tenía Uber.
Por entonces -a diferencia de ahora- Xiaomi todavía era poco conocida fuera de Asia. Pero dos informes recientes, uno de Strategic Analytic y otro de IDC, habían confirmado que era el tercer fabricante de celulares del mundo.
Pensaba seguir los éxitos con un modelo de negocio consistente en producir teléfonos de bajo costo, pero alta gama de especificaciones, con la mirada puesta en el consumidor occidental, su gran reto.

Pero su salida del top 5 global en 2016 fue un duro golpe. Sus rivales chinos le ganaron la carrera. Fue su peor año. Poco a poco se fue recuperando.

El resurgimiento

2017 fue el año en el que resurgió. Una de las claves fue el descarte de la política de vender solo por internet, a la cual había sido fiel desde sus inicios. En el segundo trimestre de 2018 alcanzó la cuarta posición mundial, gracias a un aumento del 43% de sus ventas. La firma registró fuertes subidas en telefonía móvil y electrodomésticos, aumentando sus ingresos internacionales.
En enero de 2019, batió a Samsung en India, el mercado emergente más disputado entre las grandes compañías telefónicas y digitales. Fue la primera vez que se puso por delante de la surcoreana. Además, Xiaomi creció un 9% en distribución de smartphones mientras sus contrincantes se estancaban.


Durante el último mes, la empresa ha experimentado algunos problemas con el lanzamiento de uno de sus modelos más emblemáticos, la serie Mi 9. Y no fue por malas ventas, sino todo lo contrario: no logró fabricar las unidades lo suficientemente rápido para cumplir con la demanda.


Lei Jun incluso dijo que "iría a la fábrica a colocar los tornillos" él mismo si el asunto no mejoraba, de acuerdo con medios locales. Seguir el ritmo de crecimiento para alcanzar el podio global requiere mucho esfuerzo. Y Lei Jun sabe lo fácil que es abandonar el grupo de los favoritos.
Fuente: www.lanacion.com