jueves, 9 de abril de 2009

Golden Boy

Aporte realizado por Carolina Salinas, Lunes Noche Olivos.

Tiene 17 años y ayer les llevó sus ideas para zafar de la crisis a los líderes del G-20. Retrato de un economista cachorro

Miren, están salvando a los bancos y a las automotrices, pero no hacen nada por la gente": con la osadía de la adolescencia, él les dijo a los presidentes más importantes del mundo lo que nadie se anima. Juan Nascimbene tiene 17 años, la semana pasada empezó a estudiar Economía en la UBA y ayer les llevó sus ideas a los líderes reunidos en la cumbre del G-20, en Londres: cómo salir de la crisis. Con esos rulos, ¿el futuro Martín Lousteau? "Nah", resopla Juan: "Sólo soy un activista, uno de los que no se quedan en el reclamo o la queja".

Hace diez años, la revista Time publicaba en tapa a los "gurúes" de la Sagrada Economía yanqui (Robert Rubin, Alan Greenspan y Lawrence Summers), agrupados bajo el título "El comité para salvar el mundo", mientras los "Golden Boys" (los jóvenes financistas de Wall Street) prometían oro eterno. Aunque cualquiera es adivino con el diario (o la revista) de ayer, se supo: más que salvación hubo Apocalipsis. Ahora, ante el descalabro general, los capos del mundo escuchan a los jóvenes. Y si el RR.WW. queda como prueba del fracaso de los gerentes/gerontes, el FF.WW. devuelve la imagen de un mundo que podrá ser aún peor que éste: "Las decisiones que se tomen para resolver la crisis van a afectar a los jóvenes", se apura Juan: "Es fundamental que nos oigan porque vamos a recibir ese mundo. Probablemente heredemos un país con mayor pobreza y más gente sin salud ni educación. ¿Menos trabajo y más exclusión? Ese es un futuro que yo no quiero vivir".

De herencia habla Juan, pero no del legado de una tía rica: de la que nos espera si las cosas no cambian.

El G-20 es el grupo de los países más importantes del mundo (y la Argentina), que se reúnen en Londres. Para la foto de familia: Cristina K. conoce a Obama que saluda a Sarkozy que chichonea con Angela Merkel. Y Gordon Brown, el primer ministro de Inglaterra, recibe a Juan para escuchar qué tiene para decir un estudiante de La Plata. El pibito es parte del Global Changemakers, un grupo del British Council integrado por jóvenes de los veinte países participantes en el foro.

¿Cómo llegó hasta ahí? Nieto de ex intendentes de La Plata y San Andrés de Giles e hijo de médicos, Juan nació en la capital bonaerense, a los 9 se mudó a San Isidro y, ya en la secundaria, una profesora de Historia de su colegio (el San Andrés), le contó de los Changemakers. Tras un casting en el que se impuso por su labia bilingüe (lo eligieron entre 60 chicos de 43 países), viajó a Davos, donde el año pasado fue el orador más joven en la historia del Foro Económico, con súper dulces 16 y una virtud escasa entre adultos: sentido común. Pero lo suyo venía de antes. "Empecé en 7° grado con la militancia social: la educación es la herramienta para romper el círculo de la pobreza". Así, construyó una cancha de básquet en una escuela rural de Chacabuco y una biblioteca en un hogar de Boulogne. Revolución en las aulas: ¿un colegio de ricos que estudia cómo terminar con la pobreza? "Tuve la suerte de nacer en un lugar sin necesidades", asume Juan: "Y sentí que debía devolverle a la sociedad algunos de mis privilegios". Fanático de Radiohead y Coldplay, y con el peso de ser el portavoz de una generación, Juan visitó escuelas bonaerenses antes de viajar a Londres y, como los hacktivistas que encabezan rebeliones 2.0, abrió un blog (jovenesg20.blogspot.com) para recolectar ideas de otros sub 20. Con el traje que le prestó un tío, el martes fue recibido por Brown y por Felipe Calderón, el presidente de México, y ayer se plantó ante los oropeles reales y los protocolos presidenciales: "Los países ricos no se dan cuenta de que si a los pobres les empieza a ir bien, a ellos también les irá mejor: van a comprarles más productos", dijo: "Tienen que ayudar a los pobres". Si Cumbio fue tentada para ir al Congreso, Juan piensa hacer política desde las bases: la escuela rural o la biblioteca pública. "No todo pasa por ganar más plata: es importante que el país se desarrolle, pero no si eso significa dejar atrás a la gente", y se pregunta, con la irrebatible lógica de un adolescente del fin del mundo parado ante los hombres más poderosos del planeta: "¿Por qué no priorizaron al hombre antes que a la economía?".

No hay comentarios: