Aporte realizado por Carolina Salinas
Era director general del coloso de internet. Trabajará en una firma local. Dice que tendrá menos presiones y más poder de decisión.
Era director general del coloso de internet. Trabajará en una firma local. Dice que tendrá menos presiones y más poder de decisión.
Acostumbrado a conmocionar al mundo de los negocios tecnológicos, Gonzalo Alonso, el ex director general de Google para los países de habla hispana de la región, abandonó al coloso de internet y es el nuevo vicepresidente de Operaciones de Globant, una joven y pujante firma de software nacional. Este mexicano, de 39 años, fue el responsable de establecer en el país las oficinas de la mayor puntocom del planeta.
En Google admitieron que su partida los tomó por sorpresa. Y que desconocían los motivos y sus próximos pasos. "Nos dijo que tenía otros desafíos profesionales", dijeron. No es común que alguien deje un puesto tan codiciado como bien remunerado en una empresa como Google, considerada la máxima estrella del Silicon Valley. "¿Si fue difícil renunciar? Sí, claro, pero desde hace algún tiempo ya tenía ganas de dejar Google, quería pasar a una empresa más chica, más cercana y más intima", dijo Alonso en una entrevista con iEco.
Hombre curtido en esto de jugar en Primera (pasó 10 años en Microsoft y otros cinco en Google), Alonso jura que no fue el dinero lo que lo tentó a pegar el salto. "A estas alturas, no es una cuestión de plata. La negociación por ese tema lo cerramos enseguida, lo que sí se discutió es cuánta libertad dispondré para expresar mis ideas.
Porque este es el problema en las grandes corporaciones: uno puede tener grandes ideas, pero después tiene que tener el foro donde expresarlas para que sea escuchadas. Y también hay que tener la facultad para ejecutarlas".
Mayor poder de decisión, resume Alonso, y menores presiones que las que tuvo que afrontar en la firma creadora del célebre motor de búsquedas, lo que le permitirá "hacer otras cosas en mi vida, como escribir un libro, hacer fotografía y seguir realizando inversiones en empresas tecnológicas".
Es curioso que lo diga el impulsor de una cultura de trabajo descontracturada, donde las bermudas y las zapatillas son vestimenta tradicional. En las lujosas oficinas que Google posee en Puerto Madero, existen salas de recreación con mesas de ping pong, videojuegos, sillones masajeadores y equipos de audio, entre otras cosas.
Google pensó en él para desembarcar en la región , y fue su primer empleado en Latinoamérica. En 2005, ya como director general, inauguró la oficina en la ciudad de México para manejar las operaciones comerciales de los países de habla hispana en la región. Y fue el principal impulsor de trasladar la sede a Buenos Aires, cosa que ocurrió en abril de 2007, en la que trabajan más de 100 empleados.
"Yo entrevisté a cada uno, despedirme de ellos fue doloroso. Pero mi reto en Google se había acabado, cumplí el sueño de armar un centro de servicios gigante que sirviera desde Latinoamérica al mundo, y mi sueño era hacerlo en la Argentina. Acá hay un pool de talento increíble. La mentalidad y la cultura que hay en Buenos Aires permiten hacer cosas que en otros lugares del mundo no se pueden", señaló el ex hombre fuerte de la emblemática compañía.
El gran salto
Con la incorporación de Alonso, Globant, una firma local que nació hace sólo seis años y ya factura US$ 40 millones anuales, es concreto: tratar de lograr el ascenso a las grandes ligas, es decir, salir al Nasdaq , donde cotizan las principales tecnológicas. "La empresa está en la frontera, pero aún no tiene las políticas ni los procedimientos que se requieren para salir a la Bolsa. Y podría convertirse en el primer caso de una tecnológica fundada por latinoamericanos que tiene éxito en un mercado como el Nasdaq", graficó Alonso.
Martín Migoya, uno de sus fundadores y CEO de la firma, confirma que la llegada del ex hombre fuerte de Google será crucial para el salto al Nasdaq. "Por eso dijo buscábamos una persona extranjera, que viniera de una empresa que cotizara en Bolsa, y que tuviese un perfil de carrera muy similar al de Globant". Sobre el salario de Alonso, Migoya no dio demasiadas pistas. "Es el dinero que se paga en el mercado. Le hicimos una oferta, y él rápidamente aceptó".
En Google admitieron que su partida los tomó por sorpresa. Y que desconocían los motivos y sus próximos pasos. "Nos dijo que tenía otros desafíos profesionales", dijeron. No es común que alguien deje un puesto tan codiciado como bien remunerado en una empresa como Google, considerada la máxima estrella del Silicon Valley. "¿Si fue difícil renunciar? Sí, claro, pero desde hace algún tiempo ya tenía ganas de dejar Google, quería pasar a una empresa más chica, más cercana y más intima", dijo Alonso en una entrevista con iEco.
Hombre curtido en esto de jugar en Primera (pasó 10 años en Microsoft y otros cinco en Google), Alonso jura que no fue el dinero lo que lo tentó a pegar el salto. "A estas alturas, no es una cuestión de plata. La negociación por ese tema lo cerramos enseguida, lo que sí se discutió es cuánta libertad dispondré para expresar mis ideas.
Porque este es el problema en las grandes corporaciones: uno puede tener grandes ideas, pero después tiene que tener el foro donde expresarlas para que sea escuchadas. Y también hay que tener la facultad para ejecutarlas".
Mayor poder de decisión, resume Alonso, y menores presiones que las que tuvo que afrontar en la firma creadora del célebre motor de búsquedas, lo que le permitirá "hacer otras cosas en mi vida, como escribir un libro, hacer fotografía y seguir realizando inversiones en empresas tecnológicas".
Es curioso que lo diga el impulsor de una cultura de trabajo descontracturada, donde las bermudas y las zapatillas son vestimenta tradicional. En las lujosas oficinas que Google posee en Puerto Madero, existen salas de recreación con mesas de ping pong, videojuegos, sillones masajeadores y equipos de audio, entre otras cosas.
Google pensó en él para desembarcar en la región , y fue su primer empleado en Latinoamérica. En 2005, ya como director general, inauguró la oficina en la ciudad de México para manejar las operaciones comerciales de los países de habla hispana en la región. Y fue el principal impulsor de trasladar la sede a Buenos Aires, cosa que ocurrió en abril de 2007, en la que trabajan más de 100 empleados.
"Yo entrevisté a cada uno, despedirme de ellos fue doloroso. Pero mi reto en Google se había acabado, cumplí el sueño de armar un centro de servicios gigante que sirviera desde Latinoamérica al mundo, y mi sueño era hacerlo en la Argentina. Acá hay un pool de talento increíble. La mentalidad y la cultura que hay en Buenos Aires permiten hacer cosas que en otros lugares del mundo no se pueden", señaló el ex hombre fuerte de la emblemática compañía.
El gran salto
Con la incorporación de Alonso, Globant, una firma local que nació hace sólo seis años y ya factura US$ 40 millones anuales, es concreto: tratar de lograr el ascenso a las grandes ligas, es decir, salir al Nasdaq , donde cotizan las principales tecnológicas. "La empresa está en la frontera, pero aún no tiene las políticas ni los procedimientos que se requieren para salir a la Bolsa. Y podría convertirse en el primer caso de una tecnológica fundada por latinoamericanos que tiene éxito en un mercado como el Nasdaq", graficó Alonso.
Martín Migoya, uno de sus fundadores y CEO de la firma, confirma que la llegada del ex hombre fuerte de Google será crucial para el salto al Nasdaq. "Por eso dijo buscábamos una persona extranjera, que viniera de una empresa que cotizara en Bolsa, y que tuviese un perfil de carrera muy similar al de Globant". Sobre el salario de Alonso, Migoya no dio demasiadas pistas. "Es el dinero que se paga en el mercado. Le hicimos una oferta, y él rápidamente aceptó".
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