La tendencia se denomina “topless”
WASHINGTON.– Y sí, San Francisco encarna la avanzada sexual y tecnológica de este país desde hace décadas. Por lo tanto, ¿cuánto podía demorar en combinar ambas, siquiera jugando con las palabras? Dicho y hecho: cada vez más empresas reconocen las bondades de organizar reuniones con todos sus asistentes ingresando “topless”. ¿Por qué? Porque la productividad aumenta, aunque no siempre la motivación…
Pero en este caso, “topless” se refiere a la creciente prohibición de ingresar en las salas de conferencias de las compañías con todo tipo de artilugios informáticos. Nada más.
Se trata de la veda a computadoras portátiles –laptops, de allí el término “topless”–, telefonitos multifunción –BlackBerry, iPhone, Palm, Sidekick– o cualquier otro aparatito distractivo.
Por extraño que parezca, los impulsores de la tendencia son compañías de Sillicon Valley, el valle de las afueras de San Francisco que aglutina lo más pujante del sector informático y tecnológico del país. Sus ejecutivos salían cada vez más molestos y frustrados por las interferencias y distracciones que causaban esos chiches, así que decidieron actuar.
Entre los pioneros, según Los Angeles Times, figura Todd Wilkens, que trabaja en una firma de diseño de San Francisco, Adaptive Path, e inició una "guerra personal" contra el "Crackberry", otro término ficticio nacido de la unión de Blackberry y el crack, la droga de devastadora capacidad adictiva.
"En la era de Internet sin cables y de servicios de e-mails portátiles, tener una reunión o una sesión de trabajo productiva se está poniendo más y más difícil", contó Wilkens.
Las nuevas tecnologías, explicó, "impiden que la gente esté realmente presente" en las reuniones, lo que "además de resultar de mala educación, generalmente lleva a que la atención parcial desemboque en resultados parciales".
Sus jefes de Adaptive Path le dieron el gusto y todas las laptops deben cerrarse -o, mejor, quedar en sus escritorios- durante las reuniones en la empresa, al igual que los celulares y demás aparatitos. "Todas nuestras reuniones resultaron mucho más productivas", señaló Wilkens.
No se trata sólo de eso. También, de respeto al tiempo y esfuerzo del otro. Y al otro, como persona, en sí. ¿Acaso usted no se incomodó, por lo menos, si su interlocutor interrumpió la charla que mantenían para atender su celular? O si usted lideraba una reunión, ¿a cuántos detectó revisando e-mails por lo bajo? Peor aún, ¿usted también hizo lo mismo? Por lo pronto, este corresponsal confiesa que con su Palm Treo fue autor de ese delito... muchas veces.
Para la autora de Etiqueta de negocios para ignorantes , Sue Fox, se trata de una realidad insoslayable: "Las reuniones cara a cara han perdido prioridad porque son constantemente interrumpidas por la tecnología". Pero aún así, aclaró, el pecado resulta inaceptable. "¿Qué es más importante? ¿El aparatito. o la persona o la gente con la que uno está?"
Priorizar una llamada o un e-mail es, para algunos, una elección inconsciente. Para otros, nace del aburrimiento -la reunión aborda múltiples temas de los que sólo un par interesan o involucran a quien tiene en ese momento una laptop o celular- o también de la idea de cuántas tareas más productivas podría abordar y completar mientras "pierde" el tiempo por tener una reunión tras otra.
El riesgo para estos multi-taskers (hombres o mujeres orquestas) es que desarrollen rasgos de déficit de atención (ADT, en inglés), según el psiquiatra y ex profesor dela Escuela de Medicina de Harvard, Edward Hallowell. "Literalmente, el cerebro no puede hacer varias tareas simultáneas, sino que pasa de una a otra todo el tiempo, de modo que se presta menos atención específica a ambas", argumentó.
Empresarios concentrados
Los ejemplos paradigmáticos de la concentración focalizada quizá sean los empresarios Bill Gates y Warren Buffett o el ex titular dela Reserva Federal Alan Greenspan. Los tres, se sabe, reservan tiempo de su agenda semanal sólo a pensar. En el caso del genio de Microsoft, se aísla por completo por una semana al año. Aunque, claro, ¿cuántos pueden algo así?
En cualquier caso, no sólo las empresas comenzaron a adoptar el "topless". También lo hacen las universidades.La Escuela de Derecho de Michigan comenzó por bloquear Internet en sus aulas y ahora algunos profesores prohíben las laptops en sus clases, una política que también adoptó el 75% de los profesores de la Escuela de Gerenciamiento de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).
Pero no todos están convencidos de las bondades de las reuniones sin escapes electrónicos. Entre ellos, Jeremy Zawodny, que trabaja con programadores externos de Yahoo y tuvo su primera reunión "topless" a fines de 2007 en Sunnyvale, otra compañía de Internet de Sillicon Valley.
"Es absolutamente ridículo que tengamos que imponer una regla de cortesía y forzar a la gente a dejar sus laptops el tiempo suficiente para tener una reunión útil", planteó. O, dicho de otro modo, quizá la mejor forma de evitar estos problemas sea, en primer lugar, no tener tantas reuniones.
Pero en este caso, “topless” se refiere a la creciente prohibición de ingresar en las salas de conferencias de las compañías con todo tipo de artilugios informáticos. Nada más.
Se trata de la veda a computadoras portátiles –laptops, de allí el término “topless”–, telefonitos multifunción –BlackBerry, iPhone, Palm, Sidekick– o cualquier otro aparatito distractivo.
Por extraño que parezca, los impulsores de la tendencia son compañías de Sillicon Valley, el valle de las afueras de San Francisco que aglutina lo más pujante del sector informático y tecnológico del país. Sus ejecutivos salían cada vez más molestos y frustrados por las interferencias y distracciones que causaban esos chiches, así que decidieron actuar.
Entre los pioneros, según Los Angeles Times, figura Todd Wilkens, que trabaja en una firma de diseño de San Francisco, Adaptive Path, e inició una "guerra personal" contra el "Crackberry", otro término ficticio nacido de la unión de Blackberry y el crack, la droga de devastadora capacidad adictiva.
"En la era de Internet sin cables y de servicios de e-mails portátiles, tener una reunión o una sesión de trabajo productiva se está poniendo más y más difícil", contó Wilkens.
Las nuevas tecnologías, explicó, "impiden que la gente esté realmente presente" en las reuniones, lo que "además de resultar de mala educación, generalmente lleva a que la atención parcial desemboque en resultados parciales".
Sus jefes de Adaptive Path le dieron el gusto y todas las laptops deben cerrarse -o, mejor, quedar en sus escritorios- durante las reuniones en la empresa, al igual que los celulares y demás aparatitos. "Todas nuestras reuniones resultaron mucho más productivas", señaló Wilkens.
No se trata sólo de eso. También, de respeto al tiempo y esfuerzo del otro. Y al otro, como persona, en sí. ¿Acaso usted no se incomodó, por lo menos, si su interlocutor interrumpió la charla que mantenían para atender su celular? O si usted lideraba una reunión, ¿a cuántos detectó revisando e-mails por lo bajo? Peor aún, ¿usted también hizo lo mismo? Por lo pronto, este corresponsal confiesa que con su Palm Treo fue autor de ese delito... muchas veces.
Para la autora de Etiqueta de negocios para ignorantes , Sue Fox, se trata de una realidad insoslayable: "Las reuniones cara a cara han perdido prioridad porque son constantemente interrumpidas por la tecnología". Pero aún así, aclaró, el pecado resulta inaceptable. "¿Qué es más importante? ¿El aparatito. o la persona o la gente con la que uno está?"
Priorizar una llamada o un e-mail es, para algunos, una elección inconsciente. Para otros, nace del aburrimiento -la reunión aborda múltiples temas de los que sólo un par interesan o involucran a quien tiene en ese momento una laptop o celular- o también de la idea de cuántas tareas más productivas podría abordar y completar mientras "pierde" el tiempo por tener una reunión tras otra.
El riesgo para estos multi-taskers (hombres o mujeres orquestas) es que desarrollen rasgos de déficit de atención (ADT, en inglés), según el psiquiatra y ex profesor de
Empresarios concentrados
Los ejemplos paradigmáticos de la concentración focalizada quizá sean los empresarios Bill Gates y Warren Buffett o el ex titular de
En cualquier caso, no sólo las empresas comenzaron a adoptar el "topless". También lo hacen las universidades.
Pero no todos están convencidos de las bondades de las reuniones sin escapes electrónicos. Entre ellos, Jeremy Zawodny, que trabaja con programadores externos de Yahoo y tuvo su primera reunión "topless" a fines de 2007 en Sunnyvale, otra compañía de Internet de Sillicon Valley.
"Es absolutamente ridículo que tengamos que imponer una regla de cortesía y forzar a la gente a dejar sus laptops el tiempo suficiente para tener una reunión útil", planteó. O, dicho de otro modo, quizá la mejor forma de evitar estos problemas sea, en primer lugar, no tener tantas reuniones.
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